BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo está preparada para un periodo largo de turbulencias en los mercados. Las bolsas están entrando en territorio bajista y cree que los inversores no deben tener prisa por comprar acciones. En su informe semanal sobre perspectivas de mercados enviado a inversores, la gestora estadounidense indica: «No estamos aprovechando las caídas para comprar en Bolsa».
Según la información que recoge Expansión, el fuerte repunte de la inflación, el alza de los tipos de interés y la cada vez mayor preocupación por la posibilidad de que se produzca una recesión económica han provocado caídas de hasta el 30% en las bolsas estadounidenses en el año y de alrededor del 20% en las principales plazas europeas.
«Las bolsas estadounidenses están sufriendo las mayores pérdidas en lo que va de año desde al menos la década de 1960. Esto hace que surjan voces que invitan a comprar en la actual fase bajista. Pero por el momento, nosotros no vamos a hacerlo«.
La gestora capitaneada por Larry Fink cree que hay incertidumbre en el mercado, sobre todo relacionada con los planes de los bancos centrales, y eso podría representar un obstáculo o un riesgo para que los mercados de acciones puedan recuperarse de las pérdidas en las que están sumidos.
Los analistas de BlackRock creen que pese al «actual entorno bajista, las valoraciones en realidad no han mejorado«. Y explica varias razones por las que ha decidido mantener una postura sobre la renta variable neutral al menos en el horizonte de seis a doce meses.
Cambiar la estructura de las carteras
Por otra parte, en el comentario de su reunión semestral, los analistas de BlackRock concluyen que el panorama económico desvela «signos de un nuevo régimen» debido al «estancamiento de la recuperación en los próximos dos años que desembocará en una recesión global corta y superficial»
De este modo, sostienen que la guerra de Ucrania ha «intensificado la inflación derivada de las perturbaciones de la oferta durante la reactivación económica» y además ha provocado un aumento pronunciado de los precios de los productos básicos que, «probablemente, se mantengan elevados». Esto se debe a una menor capacidad de producción tras años de inversión insuficiente y a una demanda disparada de metales industriales necesarios para la transición a una economía de cero emisiones netas de carbono para 2050″, añaden.
Además, alertan de que los «resultados superiores al mercado que han registrado los activos energéticos tradicionales este año no significan que la transición vaya a revertirse, sino que más bien refleja unos beneficios más altos para las empresas que están compensando la falta de suministro de energía rusa». Por ello, sostienen que el uso de «energía tendrá un aspecto muy diferente en las próximas décadas y los combustibles fósiles con una menor huella de carbono tendrán un papel fundamental para hacer posible la transformación».
El camino a seguir
Los analistas de la mayor gestora de fondos del mundo se preguntan «cómo pueden adaptarse los inversores a todo esto» y concluyen que, sin ignorar los riesgos macroeconómicos y, más volatilidad, es necesario «estar preparados para hacer cambios más rápidos en las carteras ante la reducción de los horizontes de inversión y de dar prioridad a la liquidez.
De este modo, cuestionaron la construcción de carteras clásicas compuestas por un 60% de acciones y un 40% de bonos. «Una distribución 40-30-30 en renta fija tradicional, renta variable cotizada y activos privados es, probablemente, más adecuada en el nuevo entorno. Confiar simplemente en una reversión a la media, o comprar en momentos de caída de precios ya no funcionará», sostienen.
Según concluyen, el viejo enfoque de perseguir el crecimiento y los activos baratos en los mercados emergentes ha quedado obsoleto. La clave ahora es buscar inversiones de calidad y potencial de ingresos».